Via Crucis Viviente de Balmaseda
Obra colectiva, real y auténticamente popular
Desde mediados de los años 30 hasta 1973 es director artístico del Vía Crucis Viviente de Balmaseda. Una verdadera pasión en su vida a la que se entrega en cuerpo y alma, porque así lo sentía.
En los años 30 se da a la representación un nuevo impulso, y tras la refundación de la Cofradía de la Santa Vera Cruz (1.940); en 1945 queda planteado el ir completando las mejoras introducidas; eliminando conceptos anquilosados y conservando lo auténtico y representativo: – las corales de los s. XVII – XVIII y la mayor parte de su estructuración general
Se van renovando conceptos, estructuras, personajes, diálogos; se diseñan nuevos decorados, escenarios, vestuario,… con un sentido moderno, realista y natural, a la vez que histórico dentro de lo evangélico. Se consolidan los cimientos de lo que hoy día es la representación de la Pasión de Cristo.
En la década de los 60, el Vía Crucis Viviente de Balmaseda adquiere una fama y relevancia que traspasa lo puramente local alcanzando lo internacional.
En 1.972 el Auto Sacramental de Balmaseda representa a Bizkaia en el II Simposio de Representaciones Historico-Religiosas, celebrado en Elche.
“ … Esta representación viviente es algo o mucho, revivido en esquema artístico religioso de lo que fue aquel Viernes Santo de la historia cristiana. No olvidando que en Jerusalén, en aquel día de Parasceve al igual que en nuestra querida villa, las multitudes se hallaban divididas principalmente en dos bandos, los pocos que vivían el drama de la Redención y que participaban bien a favor o en contra de Jesús: y los muchos que solamente veían el espectáculo de tres sentenciados a muerte sin importarles la entraña del gran misterio que estaba consumándose.”