Años 70
Arquitecto del paisaje
“Busco el color en su esencia. El mate prima en mí, el desnudamiento, la síntesis. Mi afán es sustancializar el color dentro de una arquitectura.”
Después de las dificultades atravesadas por los intentos colectivistas en la década anterior, en los 70 surge un espontáneo retiro de los artistas, cuya opción es trabajar de forma más individualizada, profundizando en la trayectoria personal de cada uno.
Rodet Villa, parco en exhibiciones, largo en meditación y estudio, se aísla voluntariamente para trabajar de forma intimista y muy personal en su estudio de Balmaseda, donde a partir de entonces se encuentra su exposición permanente.
“… Rodet es un auténtico arquitecto del paisaje, sabio de equilibrios y compensaciones rítmicas o lineales, hábil organizador de espacios.
Hace falta seguir mirando atentamente su pintura no es de las que se entregan con facilidad ni se agotan a primera vista – para penetrar en el misterio que subyace en el fondo y que atrae con fuerza.
…La clave de esta sugestiva pintura, radica en que su obra está concebida y ejecutada con el mismo criterio, respondiendo a idéntico concepto que la arquitectura moderna – sobre pilotes, que al hacer innecesarias las paredes de carga, conquista decisivamente espacio y libertad.
…Su paleta, nos conduce hacia inusitados parajes de belleza plástica colorista. Tonalidades de un mundo interior inventado, que cara al exterior, se descorren cómo un telón mágico, que deja ver delicadezas exaltadas por un saber de recia captación. Ascética pintura, hecha a prueba de dolorosos renunciamientos y de muy vigoroso tensar de bridas; por parte de un pintor – ejemplarmente sincero y auténtico- que se ha planteado en serio la lucha consigo mismo por la conquista de la esencialidad.”
” Yo huyo de la realidad física, paisaje y figura. Y huyo por exigencias de mi concepto de expresión.Si dibujar bien en el exacto sentido de la palabra, es difícil, lo es aún más saber y sentir el desdibujar.
¿Que, qué es desdibujar?
Expresar un mundo interior hacia el espectador, hacia el que pueda reaccionar con las sensaciones recibidas,a través del cual, manifiesto una sentida forma de concebir arquitectónica”.
Años 80
Esencialidad
“… Toda mi evolución y trayectoria pictórica se caracteriza porque no existe en todos estos años ni una sola ruptura, ha sido una línea continua.
La explicación se puede encontrar en que con mis obras lo que intento es buscarme a mí mismo, ser sincero.
Por todo ello, dentro de un año no se cómo pintaré, cómo van a semis obras.
Mi evolución es natural y propia.”
A comienzos de los 80 se produjo un relevo generacional en el panorama artístico vasco, promovido por la feria Arteder de Bilbao y la aparición de las primeras promociones de la Facultad de Bellas Artes. Surgen un movimiento figurativo y desenfadado; y una corriente abstracta y conceptual opuesta a la anterior. También se inicia un nuevo intento de promoción artística impulsada por las instituciones públicas, a través de concursos, becas y nuevos espacios expositivos.
Rodet Villa en su última etapa, seguía trabajando en su estudio de Balmaseda dedicación y entrega que en sus inicios artísticos; demostrando su impronta más representativa, ejecutada con la sabiduría de su esfuerzo.
En su estudio, se entiende la demostración de su valía humana y artística, que a solas y calladamente mostró con una vivencia vocacional de artista, y es donde queda debidamente constatado el mensaje de maestría de este pintor universal de Balmaseda.
“El arte y la vida van conjuntadas.
El arte, indiscutiblemente, forma parte de la vida como medio de expresión. Es el barómetro de la cultura de un pueblo, donde se puede medir su temperamento y su estabilidad.”